El niño interior



El niño interior

Todos tenemos un Niño Interno, porque todos hemos mirado el mundo con los ojos de un niño. Y recordamos las percepciones que tuvimos.
Este niño recuerda su impotencia, su incapacidad para controlar el curso de las cosas. Guarda en la memoria innumerables injusticias. A todo esto, no tiene más remedio que gritar, llorar, exigir atención o, por el contrario, volverse pasivo, callarse, exigiendo que alguien acuda en su ayuda. Si no llega la ayuda, se instala una profunda tristeza. Un niño interior sano sabe que sus necesidades se cubrirán tarde o temprano y puede esperar antes de obtener satisfacción. Pero desafortunadamente, muchos de nosotros no tenemos un Niño Interior en plena salud.
La necesidad expresada por el adulto es a veces el resurgimiento de necesidades que no han sido satisfechas o reconocidas en la infancia. Han sido ignorados, ridiculizados, despreciados. Pero el inconsciente y el cuerpo del adulto han guardado su memoria. Esta es la lesión fundamental.
La memoria de las necesidades básicas ignoradas constituye la herida profunda de nuestro Niño Interior.
Para sobrevivir, nuestro niño debe desarrollar estrategias, usar una o más máscaras. Descubre que ciertos comportamientos pueden traerle la satisfacción de sus deseos. Sonríe o está en silencio porque se le pregunta, se adapta a sí mismo convirtiéndose en otra persona. Recibe lo que se llama amor condicional: "Te amo con la condición de que seas como deseo, que seas sabio, que trabajes bien en la escuela ..."
Curación interior del niño interior

Sanar a su Niño Interno es:
- Darle amabilidad y atención al escuchar sus problemas y necesidades,
- Dale la palabra, redescubre su talento y creatividad.
- Dar la bienvenida y volver a conectar con el jugador infantil espontáneo y saludable para que recupere un lugar en su vida adulta.
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